Monday, September 7, 2015

Momentos Perfectos


Me encanta tomar el tranvía de noche. Hoy en particular, no hace ni frío ni calor. En un momento, se apagan las luces y el tranvía se para. “Ahora viene un dementor,” le dice un veinteañero a sus amigos. Me río con ganas. Un poco porque el chiste es bueno y mucho porque me emociona entenderlo en esta lengua que todavía me es ajena. Ensimismada, me paso una parada. No importa. Son apenas cinco cuadras en una noche perfecta para caminar. Veo que el super sigue abierto y entro a comprar tres pavadas. A la salida, esperando a su humano, uno de los perros más lindos del mundo. Lo abrazo torpemente, porque tengo las manos ocupadas. Un cartón de leche de almendras. Dos chocolates y un pan lactal. Cruzo la calle en diagonal, y al pasar por debajo del puente, por encima de mi cabeza pasa el tren. Perfecto. Tres deseos. “Amor, amor, amor.” Y llego a casa.

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